Los artistas son a veces como antenas invisibles que perciben lo que aún no se toca. A menudo pienso en la poesía como el arte más abstracto y denso, aquel que puede decir más con menos.
Juan Ramón Jiménez fue un poeta gaditano, premio Nobel de literatura en 1956. En este breve poema condensa todo aquello que podemos aprender para ser nosotros mismos, allí en lo más hondo, en donde el sufrimiento no alcanza. Ser uno mismo. Ser el que está ahí, el que siempre estuvo y estará ahí mismo siempre.
Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo,
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
Si este texto te ha resultado útil, o si crees que puede servirle a alguien que conoces, compártelo en whatsapp o en tu red social preferida. Sólo tienes que hacer clic en uno de los botones. Gracias por tu ayuda.
Wellcome! como el de moguer así nos sentimos más de uno, sabemos que estamos pero no nos dejamos sentir y…seguimos como autómatas,sin detenernos en vivir esa parcela que es la esencia del todo.
Saludos cordiales.
Wellcome! como el de moguer así nos sentimos más de uno, sabemos que estamos pero no nos dejamos sentir y…seguimos como autómatas,sin detenernos en vivir esa parcela que es la esencia del todo.
Saludos cordiales.
Qué maravillosa experiencia de Juan Ramón Jiménez.
Si es cierto que lo que una persona consigue, lo puede realizar otra, me apunto.
Es como un programa de vida exquisito. !Me encanta!
¿Qué puedo ver cuando miro dentro de mí?
Es difícil, pero un trabajo personal que debo realizar para profundizar y llegar a donde me interesa.
Esto me llevará a vivir la realidad, conociéndome y pudiendo averiguar razones que expliquen mi situación.
Es un ejercicio que se aprenderá «ejercitándolo» y dará como resultado mi propia liberación.